Tal como se comentó en un análisis pasado, la tendencia en el PIB español es una contración general intensa, especialmente de consumo final, en la cual la Formación de Capital es la principal causa de lastre tras la crisis. El PIB alemán muestra unas características curiosas, las cuales deberían ser achacadas a una mentalidad consumidora distinta y la resistencia de la formación de capital al pánico del debut de la crisis. Alemania, a diferencia de España, sufre ese proceso en con una caída importante de sus exportaciones. A partir de ello, la recuperación de Capital es fuerte al segundo año y se vuelve más bien errática después.
Pero lo que más destaca de esta serie es el incremento del Consumo Final total. En los años posteriores al debut de la crisis, éste aumenta de forma increíble, llegandose en el año 2011 a consumir lo equivalente a los cuatro años anteriores 2002 a 2005. Esta tendencia evidente debería achacarse a la existencia de un potencial de consumo que está retenido y que posiblemente la reducción de precios impulsa. Se consume cuando hay expectativas de que los precios futuros sean más bajos y la opción de ahorro sea menos necesaria. Esta tendencia no se identifica tan claramente en la evolución española, dónde el potencial de consumo esta realmente deprimido y su aportación se vuelve más errática.
